La espiritualidad es habitar la identidad o dirigirse hacia ello. Es el reconocimiento de lo que realmente somos y andar el camino para acrecentarlo. Es estar en la vida abarcando el profundo sentido que ella tiene.
No es con la mente como todo esto se expresa y se conoce. En todos los casos, la vida espiritual implica un reconocimiento de los límites de nuestro ego y de un modo lineal de vivir, considerándolo como techo de la experiencia. Es la vivencia de lo que sentimos en la conexión lo que valida su existencia. Es una certeza interna que no admite pensamiento ni emotividad, es lo que es.
(Del libro “PASAMANOS A LA CONCIENCIA” de la Lic. Silvia
Kamienomostki).
ACERCA DE LA PRACTICALa evolución es la continua materialización del espíritu en el cuerpo, vida y mente humanos, transformándolos y elevándolos al mismo tiempo hacia cimas más altas, sutilizando la mente, lo vital y el cuerpo físico (los planos materializados de nuestra naturaleza), sirviendo al objetivo de la Naturaleza evolutiva de alcanzar lo Superior, con el fin próximo de materializar una consciencia nueva, el “hombre nuevo”, que representará la promesa del espíritu de alcanzar cotas todavía más elevadas.Para aquel que tiene la necesidad y la aspiración, la pregunta que se hace podría ser: ¿cómo se realiza esto? ¿ qué tengo que hacer?.Toda experiencia espiritual, debe ser realizada aquí, para que pueda servir a la humanidad.El que busca experiencias para sí mismo, para ascender hasta las alturas celestiales, se olvida de los demás, busca unirse a Dios dejando atrás a todos los demás; es el mayor acto de egoísmo.Pues el plan divino consiste en que la tierra se divinice y se convierta en un Cielo de tierra, no debemos buscar el cielo (al cielo no le hacemos ninguna falta), sino materializarlo aquí mismo.Es el Espíritu mediante su presión desde arriba, quien responde descendiendo a la llamada de la aspiración desde abajo.Es el Espíritu el que se materializa progresivamente en la materia humana, modificándola y sutilizándola, debemos ser conscientes de este proceso en nuestro despertar al conocimiento.Por lo tanto si yo quiero materializar el Amor, de poco me sirve imaginar y sentir que quiero a todo el mundo, ir de vez en cuando a un curso “espiritual” y salir satisfecho de lo bueno que uno es y lo bien que me siento.De nada me sirve sentirme virtuoso, por mis buenas acciones y pensar que esto es suficiente. Esto no son más que autoengaños del corazón que la mente consiente, sin conseguir nada estable y transformado en nosotros.Materializar en uno mismo el Amor, no es trabajo sencillo, necesita de un gran esfuerzo de apertura a los demás, formando un grupo donde se aprende a vivir esta experiencia intensa de roces y choques entre individuos, ideas, actitudes, formas de ser……… con los otros (no yo) hasta que la intensa experiencia de sufrir lo que nos molesta de los demás nos vaya abriendo a un conocimiento que se nos desvela como fruto o gracia de nuestra aspiración inquebrantable a soportar la experiencia, esta aceptación desembocara en una consciencia de Unidad cada vez más abarcante y comprehendente de los otros como si fueran (yo) mismo, iluminando nuestra mente y Enamorando a nuestro corazón.Este mundo material es de experiencia, la experiencia del Amor debe vivirse para materializarse en nosotros y poder sentir su capacidad transformadora.Esta es la gran aventura de la Consciencia que presiona sobre la Humanidad de hoy; de este esfuerzo evolutivo saldrá el “hombre nuevo”.Extraído del libro “La Práctica del Yoga Integral de Sri Aurobindo”, de Jugal Kishore Mukherjee
Una de las posibles formas de considerar a los obstáculos que se nos van presentando en nuestras vidas, puede ser la de verlos como los indicadores del camino por donde transitar nuestro desarrollo espiritual.
¿A quién no se le han presentado dificultades durante la vida? ¿Quién no ha sufrido dolor por esas dificultades?
Las Dificultades.
Seguramente habrás pensado “a todos”, en respuestas a las preguntas anteriormente planteadas. Entonces ¿Qué nos diferencia como seres humanos?
La respuesta podría resumirse en: el tipo de dificultades y el área de nuestra vida en donde se presentan.
Con respecto al "Dolor" que nos producen dichas dificultades observá que puede variar su intensidad o como lo transitamos.
Entonces, podemos concluir que el "Obstáculo" siempre implica "Dolor".
Ahora podemos preguntarnos, ¿Qué tipo de dolor es el que sentimos?
Puede ser de orden físico, mental y/o emocional. También se puede presentar en nuestras relaciones.
Si observamos nuestras dificultades con detenimiento veremos que algunas de ellas nos dan muchísimo trabajo, al punto de preguntarnos si son "algo más" que un problema.
Entonces la próxima pregunta a hacernos podría ser:
¿Qué es realmente "aquello" que vuelve una y otra vez, haciéndonos sentir irritación, malestar o impotencia?
Una visión positiva del obstáculo.
Para continuar puedo empezar diciendo que las palabras Obstáculo, Camino, Dificultad, Oportunidad, están todas relacionadas entre si.
La mayoría de las veces si el obstáculo no nos vence ni nos inhabilita puede convertirse en un motor de nuestras búsquedas.
Ante él nos confrontamos con nuestros límites. El dolor que nos produce se une al “obstáculo” original como un nuevo desafío a afrontar.
Y así nos encontremos tratando de resolver todo en el menor tiempo posible y con el menor costo, para seguir corriendo a quién sabe dónde ni para qué.
Rara vez se nos ocurre pensar ¿cuál es el sentido profundo de lo que me pasa? ¿De dónde viene esta dificultad?
Comparto la opinión de los integrantes de TICEAP (el artículo base les corresponde la autoría), que el obstáculo puede muy bien constituirse en el motor de nuestra búsqueda, en particular de la espiritual, ya que es capaz de empujarnos a buscar "algo más". Por un lado, nuevas formas de resolver la dificultad y por otro despierta en nosotros el anhelo de encontrar el sentido de aquello que vivimos.
"hay tres cosas en la vida que nunca regresan... el tiempo, las palabras y las oportunidades. hay tres cosas que pueden destruirte...la mentira, el orgullo y la envidia. hay tres cosas que nunca debes perder... la paciencia la esperanza y la honestidad. pero hay tres cosas de mayor valor... la familia, el amor y la amistad"
"de tanto perder aprendí a ganar; de tanto llorar se me dibujo esta sonrisa; conozco tanto el piso que sólo miro el cielo. toqué tantas veces fondo que, cada vez que bajo, ya se que mañana subiré. me asombra tanto como es el ser humano, que aprendí a ser yo misma. tuve que sentir la soledad para aprender a acompañarme... intenté ayudar tantas veces a los demás, que aprendí a esperar que me pidan ayuda"